BEGOÑA ARCE
LONDRES
No hubo colas, ni escenas de histeria. Los fans de Michael Jackson habían sido convocados ayer en el O2 Arena de Londres para ver en vivo y en directo a su ídolo, pero apenas un millar de ellos respondieron al llamamiento. La espera de lo que en principio era una rueda de prensa y más tarde se quedó una simple declaración, sin preguntas, fue larga y poco gratificante. Jackson llegó con una hora y media de retraso a los Docklands y su intervención apenas duró tres minutos. El exrey del pop subió a un podio improvisado, adornado con biombos rojos, instalado en el vestíbulo de la carpa situada junto al Támesis. Allí, con un frío helador, anunció su vuelta a los escenarios. Habrá 10 conciertos en Londres, en julio, que pondrán, dijo, el broche final a su carrera. «Esto será todo. Solo quiero decir que las actuaciones en Londres serán el último show», declaró. «Cantaré las canciones que mis fans quieren oír», prometió antes de lanzar un beso al aire y despedirse con un «Os quiero».
Con la pechera adornada de brillantes, vestido de negro de los pies a la cabeza, con las gafas del mismo color cubriéndole los ojos y la melena azabache enmarcando un rostro pálido y demacrado, el cantante tenía el aspecto frágil y fantasmagórico que ha mostrado en sus fugaces apariciones de los últimos años. Su brevísima comparecencia estuvo precedida de un vídeo que recordaba los años gloriosos de una estrella cuyo brillo se extingue. Las imágenes de conciertos masivos y pasados éxitos eran pura nostalgia y apenas lograron arrancar unos pocos gritos de «¡Michael, Michael!».
Los shows son resultado de dos años de negociaciones. Robert Hallett, directivo de AEG Live, la empresa organizadora, se mostró optimista. «Estamos encantados de facilitar el retorno del rey del pop, larga vida a su reino», decía en un comunicado, en el que las actuaciones, «pensadas para una audiencia con sabor internacional», se presentaban como «lo mejor del año musical». El primer concierto en el O2 Arena, con capacidad para 20.000 espectadores, será el 8 de julio y las entradas, a 57 euros, se pondrán a la venta el próximo viernes. Los promotores sugieren que el número de espectáculos puede aumentar si la cosa marcha bien. También podría realizarse una película en 3-D basada en Thriller.
LA SUBASTA // La última gira de Jackson tuvo lugar hace 12 años y desde entonces su declive físico, la quiebra económica y la acusación de abusos a menores, de la que fue juzgado y absuelto, han reducido su carrera a cenizas. El cantante necesita dinero y eso explicaría su vuelta. Ayer se supo que la estrella está tratando de impedir la subasta de 2.000 objetos personales prevista para abril. Su compañía MJJ Productions ha presentado una demanda ante un tribunal en Los Ángeles contra la firma Julien’s Auction, encargada de la venta. ¿Podrá Jackson, con 750 millones de discos vendidos en el mundo y ganador de 13 premios Grammy, cumplir con sus conciertos de Londres? En julio lo sabremos.
